Año: 2002
Sello: Spikefarm Records
País de origen: Finlandia
La presentación de este grupo no me pudo haber generado
peores augurios. Una mezcla entre Death melódico y Doom melódico, con toques de
Gothic Metal e influencias del Katatonia post-etapa Doom. Si bien todos esos
estilos tienen bandas que realmente me gustan (y ni hablar de Katatonia, banda
que me encanta), lo cierto es que la mayoría de los grupos de Melodic Death y
Melodic Doom me provocan sueño. Para colmo, la nacionalidad de los muchachos no
ayudó en nada. Finlandeses ellos, país que, en materia de Música Dura, me
genera tanto amor como rechazo. O bien tienen grupos de Death Metal, Black
Metal, Grindcore, Doom y Hardcore/Punk que parten la tierra, o bien tiene
grupos exageradamente melosos, aburridos e intrascendentes que sólo me sirven
como somnífero cuando padezco de insomnio. Teniendo todo esto en cuenta,
Rapture venía mal barajado para mi. Pero, y como suele suceder cuando uno se
ampara en sus prejuicios, me equivoqué. Rapture es un buen grupo, que transita
y practica lo mejor del Melodic Death y lo más granado del Melodic Doom, y que
hace un uso inteligente de los momentos inclinados hacia el costado más Gótico
del Metal. Por supuesto, era necesario pegar una ojeada a los nombres que participan
en el grupo, como para darme cuenta de que, de haber chequeado esa información
con anterioridad, mi visión preliminar del asunto bien distinta hubiese sido. Tomi
Ullgrén (Impaled Nazarene y Shape Of Despair, entre otros) es quien se hace
cargo de la guitarra líder, y lo hace con la pericia que uno podría esperar de
un profesional como él. Petri Eskelinen (ex Finntroll) es quien se hace cargo
de las voces limpias, cumpliendo su labor con firmeza y buen tino. Henri
Villberg es quien aporta la voz podrida, y se complementa a las mil maravillas
con su par. El resto de los integrantes
demuestran que la experiencia con la que cuentan sirve y mucho.
Entre todos despliegan un repertorio de melodías dramáticas, románticas y
sensibles, que tiene sus contrapuntos en las vocalizaciones podridas, pero que
nunca pierden el sentido de la melodía y el buen gusto. Influencias de Paradise
Lost, algo de Anathema, Dark Tranquillity y Katatonia se distinguen a simple
oída en toda la placa. Pero, como suele suceder cuando hay buenos músicos de
por medio, la elección de las melodías y el acierto constante en las
composiciones, hacen que el parecido con los grupos aquellos pase a un segundo
plano. Eso sí, a los puntos más altos los alcanzan cuando se ponen lentos, melancólicos
y más suaves. Así sobresalen canciones como “Two Dead Names” y “The Great
Distance”, canciones a mitad de camino entre el Melodic Doom y la balada
Metalera. Y también podemos citar el acierto que es comenzar el disco con un Hit como “Nameless”, un potencial
clásico en el repertorio del grupo.
Sin aportar nada nuevo, pero haciendo lo suyo con solvencia,
Rapture mantiene vivos el Doom melódico y el Death melódico de la segunda mitad
de los 90s con un disco agradable,
potente y para nada forzado. Al contrario, todo suena muy natural. Eso, en
definitiva, no hace más que confirmar todos los elogios que bien ganados tienen
estos tipos.
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