sábado, 15 de octubre de 2016

Iskra - Ruins


Año: 2016
Sello: Southern Lord Recordings (CD) / Profane Existence (vinilo 12") / Criminal Attack Records (vinilo 12")
País de origen: Canadá

La gran decepción del año para éste servidor. Iskra fue una de las esperanzas del nuevo Crust/Metal (aunque, en realidad, Iskra nunca fue una banda 100% Crust, pues siempre estuvieron muy adentro del Metal), o más precisamente, una de las bandas que abrió el camino para el nacimiento de un nuevo sub-subgénero llamado Blackened Crust, el cual consiste en tocar Crust Punk, pero fuertemente influenciado por la oscuridad típica del Black, además de tomar influencias de bandas puntuales a las cuales los crusties rinden culto (Mayhem, Darkthrone, Marduk, etc). Y dentro de esa nueva veta dentro del Crust, Iskra asomaban no sólo como pioneros, sino también como una de las bandas más importantes y valiosas. Pero resulta que los canadienses comandados por Wolf (guitarrista y único miembro original en la actualidad) decidieron tirarse casi de lleno adentro de la pileta del Black Metal...y casi se ahogan.
Ok, debo admitir que el disco comienza muy bien, y que ese arranque entusiasma. "Lawless" es una explosión de furia incontenible, con un blast beat preciso, rabioso, y un riff de guitarra netamente orientado para el lado del Marduk más bélico, además de que toda la banda toca como si estuvieran incendiándose. Repito, el comienzo promete una cosa, pero mientras el disco avanza, me voy encontrando con otra cosa. Y la decepción comienza apenas termina "Lawless" y comienza "Ruins" (la canción), en donde ya aparecen signos de una acuciante carencia de ideas. Pero llega "Predator Drone MQ-1", con ese final épico y un medio-tempo que invita a sacudir la cabeza como un tarado, y yo vuelvo a entusiasmarme. Nuevamente, los canadienses me abofetean y me devuelven a la realidad con un track simplón y falto de gancho como "Traume". De ahí en más, la banda no vuelve a repuntar.
Black Metal chato, directo y poco imaginativo, con algunos toques del Crust de antaño. De ser una muy buena banda usaba un 50%  de Black Metal (incluso podría dar un número mayor) y 50% de Crust, pasaron a ser un grupo de Black Metal común y corriente que saca cosas del Crust, situándose bastante lejos de lo que alguna vez fueron. Y la principal culpa recae sobre los hombros de dos de sus miembros: Wolf, quien recurre constantemente a riffs muy similares entre sí, además de que la mayoría de estas armonías y sucesiones de acordes suenan demasiado comunes, y Danielle, la cantante del grupo, quien grita con mucho enojo, pero sin decir nada importante con sus gritos; y no me refiero a las líricas en sí, sino a lo que Danielle transmite con su voz, con sus vocalizaciones.
No sé ustedes, pero yo, tras algunos trabajos realmente destacados (el split con Doom Siren y el disco autotitulado del 2004), esperaba mucho más de esta banda. Sin embargo, el anterior larga duración del cuarteto canadiense ("Bureval", del año 2009), ya mostraba a un grupo con deseos de hacer esto que hicieron ahora. Aquel disco no era la gran cosa, pero entretenía al menos. "Ruins" sigue la misma línea, acentúa su inclinación hacia el Black Metal, y aburre. Es más, aburre mucho, salvo en los momentos que cité casi al comienzo de la reseña. Aburre tanto, que no creo que yo vuelva a tenerlos en consideración para recomendarlos a nadie más de ahora en adelante.

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