Año: 2015
Sello: Satanath Records, Murdher Records & Darzamadicus Records (CD) / Independiente (digital).
País de origen: USA
Alguna vez, Brian Eno (fabuloso músico que integrara las filas de The Roxy Music, y uno de los principales responsables de la Trilogía de Berlin, 3 de las grandes obras maestras de David Bowie. Todo esto tan sólo por citar algunas de las genialidades de Eno) dijo que "había que volver a África", idea que fuera tomada por, entre otros, David Byrne de Talking Heads para crear música fabulosa y desafiante que se alejaba de los patrones convencionales de Occidente (y del Rock también, claro). Mas, aquí no estamos para hablar de Brian Eno, sino de este tremendo dúo norteamericano llamado Akhenaten. Pero, citarlo a Eno no es casual, pues su idea de "volver a África" tiene que ver, en cierto modo, con lo que me transmite la música de Akhenaten. En este caso, no se trata de África, sino de Medio-Oriente, región cuyos sonidos han influenciado fuertemente al dúo en cuestión. Lo que quiero decir con todo esto es que el Metal necesita refundarse, renovarse, y las hipnóticas texturas procedentes de Medio-Oriente (y de Oriente en general) parecen ser el camino más perfecto para que el Metal hoy logre rejuvenecer y recuperar el poder de sorprender como en antaño. Bandas como Akhenaten están haciendo algo más que buena música: están marcando el camino a seguir.
"Incantations Through..." es el segundo disco del dúo integrado por los hermanos Jerred y Wyatt Houseman, ambos integrantes de Helleborous (banda que reseñaré en breve). Su antecesor, "Gods of Nibiru", ya mostraba a un grupo muy decidido a hacer las cosas realmente bien, incorporando elementos de la música de Medio-Oriente dentro de algo tan occidental como es la música de Metal. Pero con éste nuevo opus fueron más lejos y la jugada les salió más que bien, mucho más que eso. "Incantations Through..." es un disco excitante, hipnótico de principio a fin, derrochando audacia y seguridad en cada decisión tomada, asumiendo riesgos y saliéndose del molde occidental que reina en el mundo del Metal Extremo, y haciéndolo con una firmeza asombrosa.
La utilización de sonidos, texturas, ritmos, atmósferas típicas de la música de esa cultura, tan diferente a la nuestra, y tan rica en tantos aspectos, resulta ser puesta en práctica con tanta calidad, y con una naturalidad tan grande, que por momentos me hacen dudar acerca del origen de estos muchachos, ambos nacidos en USA, pero cuyo conocimiento de la música de Medio-Oriente, y la capacidad de ambos para llevarla a cabo, me hacen pensar en si no corre sangre árabe por sus venas.
El disco comienza con el tema que da nombre al disco y el efecto mesmerizante es inmediato; el oyente tarda poco y nada en sumergirse en las oníricas y contundentes armonías y ritmos que el dúo utiliza para crear un submundo de ensueño y realidad a la vez, de mitos y verdades todo el tiempo. Por supuesto, los hermanos Houseman no se quedan en lo que muestran al comienzo, van por más y nos tiran, sin piedad alguna, una seguidilla de composiciones majestuosas. Sin embargo, y estando ya en un estado de éxtasis supremo, la gloria llega para mí con el (orgásmico) instrumental "Mis Pi", composición que es capaz de poner en estado de trance al más cerebral y acartonado de los seres humanos.
Por momentos me recuerdan a (los geniales) Orphaned Land o Al-Namrood, pero Akhenaten están más metidos en el Black y el Death Metal, aunque el primero tiene más presencia que el segundo de los géneros. Pero, a no dudarlo, lo de estos tipos va más allá de ser una simple y vulgar banda de Black/Death, o de ser tan sólo una banda de Metal: Akhenaten traspasan barreras, y ya que están, las empujan unos metros más allá. Por supuesto, hay otras bandas que lo han hecho antes, como así también hay más grupos que lo están haciendo ahora mismo. Celebremos pues a los que lo han hecho, a los que lo están haciendo, y celebremos a Akhenaten, por animarse a no caer en la tentación de sonar como cualquier otra banda de Occidente, por animarse a aprender y aprehender todo lo que han podido de una cultura que en occidente muchos miran de soslayo, pero que, al menos en lo musical, resulta ser una fuente de inspiración y aprendizaje enorme. Y si esa fuente inspira a músicos tan talentosos como estos dos hermanos, pues los resultados no pueden ser menos que magníficos.
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Asher Media
Grand Sounds
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