jueves, 8 de septiembre de 2016

Circle of Indifference - Welcome to War


Año: 2016
Sello: Independiente
País de origen: Suecia

Interesante concepto el que envuelve a esta banda. En realidad, no sé si Circle of Indifference es una banda hecha y derecha, tal como entendemos lo que es un grupo de música. Veamos, Circle of Indifference es, básicamente, Dagfinn Øvstrud, mente creativa central del grupo, además de encargarse de la guitarra, teclados y bajo. Pero, resulta que éste sueco no está solo, sino que se ha rodeado de músicos de distintas partes del mundo, tal es el caso del griego Kostas Vassilakis (integrante de Infravision), el canadiense Tyler Teeple (responsable de los solos de guitarra), y el belga Brandon L. Polaris a cargo de la voz. Resulta que Dagfinn compone prácticamente todo, pero no es el responsable de todo lo que escuchamos. Kostas compuso sus partes de batería, mientras que Tyler compuso los solos que él interpreta, y así sigue la cosa. O sea, parece ser que el sueco crea la idea central, le da forma a la canción, pero les da absoluta libertad a los demás integrantes para que aporten lo que ellos van a tocar. Loable lo de Dagfinn, pues él podría ponerse en el rol de jefe absoluto y decirle a los demás qué y cómo tocar. Hasta acá llega la presentación de Circle of Indifference, banda que ya reseñé hace unos años atrás cuando lanzaron su primer disco ("Shadows of Light", 2014). Desde aquel disco han cambiado algunos aspectos en los compositivo, y eso me parece atractivo, más allá de que la música del grupo se encuadra dentro de un estilo con el cual casi nunca me enganché: el Melodic Death Metal.
Más progresivo, pero, por sobre todas las cosas, más épico, el nuevo material de este grupo toma esa atmósfera bélica de bandas como Bolt Thrower, Hail of Bullets y similares, y la introduce al mundo del Death Metal menos agresivo, algo que representa todo un desafío. Y el desafío no les salió mal, pero tampoco les salió del todo bien. "Welcome to War" es un disco correcto en todo momento, ameno en partes puntuales, pero no posee esa electricidad que uno espera de un disco enfocado en una temática tan drástica como la guerra. No cautiva ni sacude llegando a la fibra íntima del oyente, no lo enerva emocionalmente. Te hace sentir confortable, se puede apreciar el buen gusto exhibido a lo largo de la placa, y hasta se puede decir sin prejuicio alguno, que "Kein Entkommen", con su aire a Fear Factory/Killing Joke, es lo mejor del disco por ser la canción diferente del mismo; pero no hay ningún elogio más para regalarles.
Todos hacen lo suyo con eficacia, en especial Øvstrud, quien aporta arreglos y sonidos de teclados que se alejan de lo que uno acostumbra a escuchar en este tipo de bandas. Repito, todos cumplen con sus tareas sin fisuras, además de contar con una producción (a cargo del mismísimo Øvstrud) prístina y certera. Sin embargo, al faltar un mayor número de canciones sobresalientes, el disco en su casi totalidad termina siendo una obra mediana, regular. Sí, es muy agradable, pero fácil de olvidar una vez que el disco finalizó. ¿Acaso es eso un pecado? No, pero tampoco creo que sea una virtud.

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