martes, 17 de febrero de 2015

Aethyr - Corpus


Año: 2015
Sello: Cimmerian Shade Recordings
País de origen: Rusia

Parece ser que Rusia es un lugar propicio para el surgimiento de bandas de Doom Metal. Tal vez sea por el clima, tan frío como cruel, e inspirador de sentimientos de dolor, pensamientos lúgubres y emociones negativas. Cómo sea, desconozco el motivo real por el cual desde las penumbras de dicho país emergen bandas que adoran entregarse al doloroso placer de los ritmos ultra-lentos, los acordes lánguidos, la densidad abrumadora, y la agonía interminable. Lo mejor del caso es que cuentan con varias bandas realmente buenas, siempre hablando de Doom Metal. Aethyr, quienes debutaron discográficamente en 2010 con un disco llamado “Messio”, traen la cuota infaltable de buen Doom Metal hecho en Rusia, y lo hacen aportando cosas que enriquecen a dicha escena. Moviéndose entre el Drone, aspectos que los posicionan cerca del Doom Death, y algún que otro matiz propio del Funeral Doom, los de Moscú incorporan a un género invitado que les da la posibilidad de ampliar el horizonte creativo de la banda: el Black Metal. Así es que pasan de instantes en donde la lentitud predomina hasta sofocar, para luego introducir ráfagas de velocidad maliciosa, pincelando el lienzo con matices de un frío color gris. Pero, como ya dije, son pinceladas en medio de la oscuridad propia de un género que ha nacido y crecido a paso lento, enmarcado por todo aquello que lacera el alma y aniquila todo atisbo de vigor. Como toda buena banda que se precie de ser parte del Universo Doom, Aethyr eligen expresarse por intermedio de canciones que son largas en la mayoría de los casos, salvo 2 tracks (“Sanctus Satanicus” y “Cvult”) que duran 4:28 y 5:23 minutos, respectivamente. El resto del álbum se compone de extensas composiciones en las cuales hay distintos abordajes, dependiendo del espíritu de la canción en sí, pero que, a su vez, poseen un espíritu unificador que le da cohesión al disco. Por supuesto, las líricas dan el toque final para que el álbum sea, en su totalidad, un ritual esotérico de principio a fin; ritual que, obviamente, tiene como fin apagar las luces y hundirnos en la oscuridad dentro de la cual lo Oculto impera.
“Corpus” no es un disco perfecto ni mucho menos: es un buen disco de Doom, que pasea al oyente por diferentes matices del género, pero que siempre lo devuelve al punto de partida. “Corpus” siempre te lleva al mismo lugar, y genera en el oyente la sensación de Deja Vu, sensación que es aplicable a muchos aspectos del disco. Mas a eso se lo dejo a ustedes.

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