martes, 29 de noviembre de 2011

Corrupted - Garten Der Unbewusstheit


Año: 2011
Sello: Nostalgia Blackrain
País de origen: Japón

No esperaba que Corrupted me sorprendieran. No lo esperaba ni lo deseaba tampoco. El estilo de la banda siempre me gustó, y tras varios discos de estudios en los cuales hubo muy pocos cambios, ya no esperaba otra cosa que no fuera lo que siempre hicieron. Pero me equivoqué al pensar que Corrupted no iban a cambiar, que estaban anquilosados en la fórmula que los hizo conocidos. Corrupted cambiaron, y lo hicieron para bien, para mucho mejor. ¿Esto quiere decir que no hacen más ese Doom corrosivo, densísimo y agobiante? No, no se asusten: los japoneses siguen fieles a sí mismos, pero han incorporado matices que dejan a uno con los ojos abiertos. Más melancólicos y menos enojados, más finos y menos crudos, más selectivos a la hora de elegir que tocar, menos viscerales si se quiere. Corrupted están a años luz de sus anteriores trabajos, pero siguen siendo Corrupted. La música es aun opresiva, agobiante, enferma hasta la médula. El sonido es tan pesado como de costumbre y los climas son más negros que el alquitrán. Pero hay cierto dejo de dolor que se transluce en las melodías, y una búsqueda muy bien pensada de la melodía, que asombran. El primer track, el ominoso “Garten” ya deja en claro que la cosa va a ser más difícil de digerir, pero por el cambio que han provocado y no por la sensación de claustrofobia que siempre generaron. 28 minutos de pura densidad, pero con un buen gusto admirable. Aquí ya empieza a sobresalir un instrumento que en sus anteriores entregas prácticamente brillaba por su ausencia: la guitarra acústica. Y es en el segundo tema, “Against The Darkest Days”, en donde Ippei le saca brillo a las cuerdas de la acústica, dictando una soberana clase de cómo tocar dicho instrumento. La gloria llega con el tema que cierra el disco, el extenso pero colosal “Gekkou No Dachi”, tal vez la canción más hermosa que jamás hayan compuesto los japoneses, con una melodía que emociona, y un clima que recuerda a los momentos más sensibles de los geniales Esoteric. Un tema que dura más de 30 minutos, y que sin embargo se hace corto.
Y así se termina un disco que ha resultado ser una bisagra en la carrera de los nipones; no sé que harán en su próxima entrega, pero es seguro que de ahora en más, todo lo que hagan será comparado con esta gran placa, con la cual han dividido la historia del grupo en un antes y un después.

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